Raúl, Alba y Noelia
Día 18 de diciembre
Raúl, Alba y Noelia.
A pesar de que no estaba previsto, hoy nos hemos presentado todos los alumnos del proyecto en la residencia. Unas semanas atrás había surgido la idea de hacerlo para felicitarles la Navidad y ofrecerles un regalo. Pedimos permiso, a Susi le pareció buena idea y allá nos fuimos cargados con un pequeño árbol de Navidad y un regalo más emotivo que material.
En clase habíamos hecho una lluvia de ideas para ver qué actividad podíamos hacer, especial, porque era la última visita antes de las vacaciones. En cuanto nuestra compañera Celia propuso la idea la aceptamos y esta fue creciendo: les regalaríamos un árbol para colgar en él los recuerdos bonitos que tuvieran de su vida, nosotros les ayudaríamos a encontrarlos y redactarlos; durante la Navidad el árbol les podía hacer compañía.
Preparamos unas tarjetitas en cartulinas de colores que luego repartiríamos a nuestros abuelos para escribir su recuerdo; nosotros también podríamos escribir el nuestro.
Cuando entramos en la residencia, nuestra sorpresa fue mayor: nos habían incluido en el cartel de actividades de la Navidad. Ya en la sala, los que nunca habíamos ido mirábamos curiosos los libros, a los ancianos del grupo de lectura. Y ellos nos miraban sorprendidos y sin saber muy bien qué pasaba. Como en otras sesiones fue Pilar la primera en hablar y presentarnos; les explicó lo que íbamos a hacer y por qué estábamos todos allí. No hace falta decir lo contentos que parecían estar, y nosotros, vamos a ser sinceros, también.
Raúl, Alba y Noelia, eramos los responsables de acabar la lectura del Cuento de Navidad de Dickens, pero como queríamos hacer otras cosas decidimos no leer ese día, sino contar la historia de forma más o menos dramatizada. Tras nuestro relato, vino una sorpresa para nosotros: Ana, una residente de la residencia nos hizo una crítica del Cuento de Navidad. Ella había sido maestra y nos ha contado Pilar que es una mujer muy curiosa, con ganas de saber. Nos dejó con la boca abierta por las cosas tan interesantes que nos contó sobre el significado del cuento, las razones que llevaron a Dickens a escribirlo...Algunos de nosotros al salir se preguntaban qué hacía Ana allí, si podía estar enseñando todavía.
El remate final fue la actividad de "el árbol de los recuerdos". Cuando se lo mostramos se emocionaron mucho. Cada uno de nosotros ayudó a escribir a un abuelo; fue el momento más emotivo, algunos lloraron con sus recuerdos y con nuestro contacto; nosotros también. Y por si no habíamos tenido bastante, antes de irnos nos entregaron un regalo a cada uno: un nacimiento hecho por ellos en sus horas de manualidades.
Aún nos quedan muchas sesiones, pero este día es difícil de sustituir. ¡Qué lección y qué regalo!
Gracias a todos.
Me emocionó mucho esta salida. Ibais todos tan contentos...Tengo que confesar que me quedé con uno de los belenes que os regalaron...
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